Eighth Council of Toledo
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El vuitè Concili de Toledo fou una reunió dels bisbes de les províncies del Regne de Toledo convocada pel rei Recesvint el 653. El Concili es va obrir el 16 de desembre del 653 a l' de Toledo amb assistència del mateix rei i de cinquanta-dos bisbes més els representants d'altres deu, a més de deu abats, l'arxipreste i el de la Catedral (i per primera vegada van assistir amb veu i vot i van signar les actes personalitats seculars, concretament setze comtes palatins i entre ells els comes patrimonii de nom got Rèquira i Rèccila).
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Le huitième concile de Tolède s'est tenu à Tolède, dans le royaume Wisigothique, actuelle Espagne, en 653.
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The Eighth Council of Toledo commenced on 16 December 653 in the church of the Holy Apostles in Toledo in Spain. It was attended by fifty two bishops in person, including the aged of Calahorra, who had assisted at the Fourth Council, and another ten by delegation, ten abbots, and the archpriest and primicerius of the cathedral. Also, for the first time, secular officials, sixteen counts palatine, participated in the discussion, voting, and affirmation of the council's acts.
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Toledoko VIII. kontzilioa Hispania Bisigodoan 653an Recesvinto erregeak deitua Toledoko Apostolu Santuen Elizan ospatu zen gotzainen sinodo edo biltzar bat izan zen. Erregeak berak ere parte hartu zuen. Bertan, erregeaz gain, pertsonalki berrogeitambi gotzainek eta beste hamarren ordezkariak egon ziren, hamar abade, katedraleko artzipreste eta Primizerioa (eta lehen aldiz parte hartu zuten ahots eta bozkaz eta aktak sinatu zituzten pertsona sekularrek, zehazki jauregiko sei kondek). Bertan parte hartu zutenen artean Calahorrako gotzaina zegoen, Gavinio izenekoa, Toledoko IV. kontzilioan jada parte hartu zuena.
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El VIII Concilio de Toledo fue un sínodo celebrado en esa ciudad. Comenzó sus trabajos el 16 de diciembre del 653 en la Iglesia de los Santos Apóstoles, con asistencia del rey, cincuenta y dos obispos en persona, diez representados, diez abades, el arcipreste y el primicerio de la catedral. También asistieron personalidades seculares con voz y voto por primera vez, concretamente dieciséis condes palatinos. Entre los asistentes figuraba el obispo de Calahorra, Gavinio, que ya había asistido al IV Concilio.
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O Oitavo Concílio de Toledo iniciou seus trabalhos em 16 de dezembro de 653 na igreja dos Santos Apóstolos em Toleto, a capital do Reino Visigótico (moderna Toledo, Espanha). Cinquenta e dois bispos compareceram pessoalmente, incluindo o já idoso , que havia comparecido ao quarto concílio vinte anos antes, outros dez que enviaram representantes, dez abades além do arcipreste e primicério da catedral. Também, pela primeira vez, oficiais seculares - dezesseis condes palatinos, participaram da discussão, votaram e reafirmaram os atos do concílio.
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VIII Concili de Toledo
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Toledoko VIII. kontzilioa
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VIII Concilio de Toledo
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Eighth Council of Toledo
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VIIIe concile de Tolède
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Oitavo Concílio de Toledo
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El vuitè Concili de Toledo fou una reunió dels bisbes de les províncies del Regne de Toledo convocada pel rei Recesvint el 653. El Concili es va obrir el 16 de desembre del 653 a l' de Toledo amb assistència del mateix rei i de cinquanta-dos bisbes més els representants d'altres deu, a més de deu abats, l'arxipreste i el de la Catedral (i per primera vegada van assistir amb veu i vot i van signar les actes personalitats seculars, concretament setze comtes palatins i entre ells els comes patrimonii de nom got Rèquira i Rèccila).
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El VIII Concilio de Toledo fue un sínodo celebrado en esa ciudad. Comenzó sus trabajos el 16 de diciembre del 653 en la Iglesia de los Santos Apóstoles, con asistencia del rey, cincuenta y dos obispos en persona, diez representados, diez abades, el arcipreste y el primicerio de la catedral. También asistieron personalidades seculares con voz y voto por primera vez, concretamente dieciséis condes palatinos. Entre los asistentes figuraba el obispo de Calahorra, Gavinio, que ya había asistido al IV Concilio. Por primera vez el rey dirigió un escrito al Club nocturno (conocido por "tomus") en el cual exponía los temas que deseaba que fueran tratados por los obispos. El rey solicitó que se redujeran las penas impuestas a los traidores, suprimiéndose el juramento efectuado por los nobles y obispos en tiempos de Chindasvinto de infligir tales penas. La ley de Chindasvinto del 653 establecía que todos aquellos que hubieran recurrido a un poder extranjero o que hubieran intentado hacerlo para incitar a este poder contra los godos, serían condenados a muerte. Los obispos consideraban que los términos de la ley no autorizaban al rey a tener piedad de los rebeldes, aunque algunos de ellos, como Fructuoso de Braga, aconsejaban la mayor misericordia. El debate fue tenso. El juramento efectuado el 653 prohibía a los obispos perdonar a los traidores. La ley había sido pensada para evitar que un rebelde triunfante pudiera amnistiar a los suyos y a sí mismo. Pero ahora el mismo rey legítimo, vencedor de los culpables, pedía su perdón. Finalmente, se llegó a un acuerdo de consenso: el juramento quedaba suprimido en cuanto a la pena de muerte o mutilaciones físicas pero seguía siendo válido para el resto de la ley. Por tanto, aquellos que habían perdido sus propiedades, confiscadas por el Tesoro, no las recobrarían, y los desterrados no podrían regresar. Los que hubieran recibido propiedades que antes pertenecieron a rebeldes vieron confirmados sus derechos. El concilio decidió también redactar un código legal y que solo los bienes que Chindasvinto hubiera poseído antes de su acceso al trono debían conservarse como propiedad de su hijo Recesvinto o de sus hermanos, con facultad de libre disposición. Recesvinto no tardó en contestar, reconociendo la codicia de los reyes anteriores y el expolio del pueblo en beneficio de la monarquía, aunque no reconoció expresamente los cargos hechos contra su padre. Declaró propiedad de la corona, no del rey, todas aquellas propiedades confiscadas desde los tiempos de Suintila, así como las que los sucesivos reyes adquirieran en el futuro, pero con una limitación trascendental: quedaban excluidos de la propiedad de la corona aquellos bienes que, aun no siendo legalmente propiedad de los reyes, habían sido legados por estos en testamento y, por tanto, habían pasado a sus descendientes o amigos, quienes, a su vez, podrían haber dispuesto de ellos. En cuanto a los bienes adquiridos por Chindasvinto se reservó una total libertad, si bien confirmó que los bienes que poseía su padre antes de su acceso al trono eran propiedad personal, así como que los bienes heredados por Chindasvinto y por cualquier rey durante el desempeño del cargo eran bienes privativos: ya lo habían establecido así los concilios V y VI. La ley de Recesvinto no satisfacía las peticiones de los obispos, pero hubieron de acceder a confirmarla. Respecto a la parte final de la ley, los obispos añadieron que no podría ser rey quien llegara al trono por medio de la conspiración de unos pocos o de un levantamiento sedicioso de la «plebe rústica». El acceso al trono debía efectuarse en Toledo o, en su defecto, en el lugar donde hubiera muerto el rey anterior. La elección debería ser hecha por los obispos y los maiores palatii. El rey debería ser un defensor de la fe católica frente a herejes y judíos. El V Concilio de Toledo había establecido la pena de excomunión a todo el que hablase mal del rey. Ahora el VIII Concilio, a propuesta de Recesvinto, dispuso que todo noble, eclesiástico o laico, culpable de insultos verbales al rey, perdería la mitad de sus bienes y, además, sufriría el castigo que el rey estimase conveniente. Con relación a los sínodos, se decidió que sus resoluciones obligaban a todos los clérigos. Quien las ignorase, criticase o no las defendiese perdería su rango y no podría comulgar. Se atacó duramente a la simonía para el acceso al obispado, que no había podido ser extinguida y que, al contrario, había proliferado: el que comprara un cargo sería anatematizado, excomulgado y condenado a penitencia perpetua en un monasterio; el que aceptase el pago sería secularizado, si era clérigo, o anatematizado, si era laico.
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The Eighth Council of Toledo commenced on 16 December 653 in the church of the Holy Apostles in Toledo in Spain. It was attended by fifty two bishops in person, including the aged of Calahorra, who had assisted at the Fourth Council, and another ten by delegation, ten abbots, and the archpriest and primicerius of the cathedral. Also, for the first time, secular officials, sixteen counts palatine, participated in the discussion, voting, and affirmation of the council's acts. This was the second of King Chindasuinth's two councils, held under the names of both he and his co-reigning son, Reccesuinth. The eighth council was unique in its convocation in that Chindasuinth had written a tomus to the bishops describing the issues he wished them to address.
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Toledoko VIII. kontzilioa Hispania Bisigodoan 653an Recesvinto erregeak deitua Toledoko Apostolu Santuen Elizan ospatu zen gotzainen sinodo edo biltzar bat izan zen. Erregeak berak ere parte hartu zuen. Bertan, erregeaz gain, pertsonalki berrogeitambi gotzainek eta beste hamarren ordezkariak egon ziren, hamar abade, katedraleko artzipreste eta Primizerioa (eta lehen aldiz parte hartu zuten ahots eta bozkaz eta aktak sinatu zituzten pertsona sekularrek, zehazki jauregiko sei kondek). Bertan parte hartu zutenen artean Calahorrako gotzaina zegoen, Gavinio izenekoa, Toledoko IV. kontzilioan jada parte hartu zuena. Lehen aldiz erregeak Kontzilioari idazkun bat zuzendu zion ("Tomus" bezala ezaguna), non gotzainek jorratu beharreko gaiak zeintzuk izatea nahi zuen adierazten zuen. Erregeak traidoreei ezarritako zigorrak txikiagotzea eskatu zuen, Txindasvintoren erregealdian nobleek eta gotzainek zigor horiek aplikatzeko zina ezabatuz. Txindasvintoren 643ko legeak atzerriko indar batengana jo zuen edo hartan saiatu zen oro, hala indar hau godoen aurka joateko konbentzituz, hiltzera zigortua izango zela ezartzen zuen. Gotzainek, legearen baldintzek erregeari matxinatuei errukia izatea ez ziotela baimentzen uste zuten, horietakoren batzuk, esaterako, errukirik handiena eskatzen zuten arren. Eztabaida tirabiratsua izan zen. 643an eginiko zinak gotzainei traidoreei barkatzea debekatzen zien. Legea, garaile irten zen matxinatu batek bere burua eta bere jendea amnistiatzea eragozteko pentsatu zen. Baina orain, errege legitimoak berak, errudunak garaitu zituena, bere barkamena eskatzen zuen. Azkenik, kontsentsuzko adostasun batera iritsi zen: zina heriotz zigorrari eta mutilazio fisikoei zegokionez ezabatua geratzen zen, baina gainontzeko kasu guztietan indarrean jarraitzen zuen. Beraz, euren ondasunak galdu zituztenek, Altxorrak konfiskatuta, ez zituzten berreskuratuko, eta erbesteratuak ezingo ziren itzuli, aldiz, aurretik matxinatuenak izan ziren ondasunak jaso zituztenak lasai egon zitezkeen euren betirako jabetza berretsia geratzen baitzen. Kontzilioak Lege Kode bat ere onartu zuen, eta soilik Txindasvintok tronura iritsi aurretik izan zituen ondasunak pasako ziren bere seme Recesvintoren edo honen anai-arreben jabetzara, nahi zutenean erabiltzeko ahalmen osoz. Recesvintok berehala erantzun zuen aurreko erregeen gutizia eta erregeen mesedetan herriak jasan zuen espolioa onartuz, bere aitari eginiko karguak zehazki onartu ez zituen arren. Koroaren (eta ez erregearen) jabetza bezala adierazi zituen Suintila erregearen garaitik konfiskatutako ondasun guztiak, hurrengo erregeek etorkizunean lortuko zituztenez gain, baina funtsezko muga batekin: koroaren jabetzatik at geratzen ziren legez erregeenak izan ez arren hauek testamentu batean eman zituztenak, eta, beraz euren oinordeko edo lagunengana pasatu ziren ondasun guztiak, hauek askatasun osoz erabili ahal izango zituztelarik. Txindasvintok lortutako ondasunei dagokienez, erabateko askatasuna erreserbatu zen, bere aitak tronuratua izan aurretik zituen ondasunak bere jabetza pertsonalekoak zirela baieztatu bazuen ere, Txindasvintok (eta beste edozein erregek) heredatutako ondasunak ondasun pribatiboak izateaz gain (hala ezarri zuten jada Toledoko V. eta VI. kontzilioetan). Recesvintoren legeak ez zituen gotzainen eskakizunak asetzen, baina berrestea beste erremediorik ez zitzaien geratu. Legearen azken zatiari dagokionez, gotzainek errege ezingo zela gutxi batzuen konspirazio baten ondorioz edo "plebe errustiko"aren altxamendu baten ondorioz tronura iritsi zena izan ezarri zuten, tronura Toledon iritsi behar zen, edo, horren ordez, aurreko erregea hil zen tokian, eta aukeraketa gotzainen eta "maiores palatii"ren esku geratuko zela, erregeak fede katolikoaren defendatzaile sutsua izan behar zuen, eta hereje eta juduen aurrean defendatu behar zuen. Toledoko V. kontzilioak eskumikazio zigorra ezarri zuen erregeari buruz gaizki hitzegiten zuen ororentzat. Orain, VIII. kontzilioak, Recesvinto erregeak berak proposatuta, erregea hitzez iraintzearen errudun zen noble, laiko edo elizgizon orok bere ondasunen erdia galduko zuela eta gainera erregeak berak egoki zeritzon zigorra jasoko zuela ezarri zen. Sinodoei dagokienez, bertan hartutako erabakiak klerigo guztiak behartzen zituela erabaki zuen; horiek kontutan hartzen ez zituen klerigoa, kritikatzen zituena edo defendatzen ez zituena, bere maila galduko zuen eta ezingo zuen jaunartzerik egin. Gogor eraso zen simonia gotzaintzara iristeko bide bezala, oraindik ezabatu ezin izan zena, baizik eta, aldiz, hedatu egin zela: kargu bat erosten zuen oro anatematizatua, eskumikatua eta etengabeko penitentziara zigortua izango zen monasterio batean, ordaina onartzen zuena sekularizatua izango zen klerigoa bazen, edo anatematizatua laikoa bazen.
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Le huitième concile de Tolède s'est tenu à Tolède, dans le royaume Wisigothique, actuelle Espagne, en 653.
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O Oitavo Concílio de Toledo iniciou seus trabalhos em 16 de dezembro de 653 na igreja dos Santos Apóstolos em Toleto, a capital do Reino Visigótico (moderna Toledo, Espanha). Cinquenta e dois bispos compareceram pessoalmente, incluindo o já idoso , que havia comparecido ao quarto concílio vinte anos antes, outros dez que enviaram representantes, dez abades além do arcipreste e primicério da catedral. Também, pela primeira vez, oficiais seculares - dezesseis condes palatinos, participaram da discussão, votaram e reafirmaram os atos do concílio. Este foi o segundo dos concílios do rei Quindasvinto, ambos realizados em seu nome e no de seu filho e co-rei, Recesvinto. O oitavo concílio foi único na escolha da pauta dos assuntos a serem discutidos pois o próprio Quindasvinto havia escrito um tomo aos bispos informando-lhes dos temas que ele desejava que fossem debatidos.
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